No es una pregunta que los jóvenes bachilleres o recién graduados del colegio se estén haciendo constantemente, ni siquiera les cruza por la cabeza.

 

Si es una pregunta que los industriales, gerentes, dueños de empresas, inversionistas y académicos se hacen con frecuencia, pero no porque les preocupa cómo será la calidad de vida de quienes apenas inician estudios superiores; en realidad lo hacen porque les inquieta cómo será el futuro de sus empresas y proyectos sin personal calificado.

 

En Colombia tenemos varias realidades; recientemente en un artículo que leí – revista Dinero – se comenta que ciertos sectores de la economía de nuestro país están muy preocupados por la escasez de mano de obra calificada y porque no saben cómo se suplirá en un futuro corto – mediano; igualmente se identifica lo difícil que es el acceso a la educación y la tendencia a estudiar ciertas carreras con un “futuro asegurado”; pero lo que no se menciona o comenta en este artículo es que piensa el estudiante que desea estudiar una carrera, lo cual no sólo me intriga sino que también me inquieta porque no son las IES (Instituciones de Educación Superior) las que deban determinar lo que los jóvenes deben estudiar; obviamente hay una estrategia para atraer nuevos “clientes” a sus aulas pero realmente ejerciendo su razón de ser deben ofrecer una mejor oferta académica que debería estar alineada con la oferta laboral actual y a futuro por parte de las empresas en nuestro país.

 

La otra realidad es la que tienen los jóvenes estudiantes: no es tanto que quieren estudiar sino más bien que pueden estudiar. Actualmente el mayor número de egresados los tienen las carreras tradicionales como Administración, Contaduría, Derecho, Ingeniería entre otras pocas más y son grandes cantidades de graduados los que se tienen cada año que salen al mercado en busca de una oferta laboral que les permita iniciar su vida como profesionales.

 

Esto en realidad es sólo una pequeña parte porque el resto de jóvenes que se gradúan de carreras técnicas y tecnológicas, también salen a buscar un empleo estable y si bien entidades como el SENA logran que el 51% de sus graduados se ubique laboralmente el otro porcentaje junto con el de las demás instituciones no se logra ubicar.

 

Entonces es aquí donde se vislumbra otra realidad adicional a la de los empresarios que se quejan porque no hay mano de obra calificada, a la de los jóvenes que sólo tienen para estudiar una carrera técnica o tecnológica de menor costo o gratuita; y es la realidad del Posicionamiento que tiene el título que se consigue una vez finalizado el estudio superior.

 

Culturalmente es mejor ser profesional que técnico o tecnólogo porque tristemente e independiente de lo que se percibe, la realidad y tendencia es que se tendrá mejor futuro siendo profesional sin importar cuanto se luche.

 

Y es aquí donde entran las empresas que simplemente ofrecen menores salarios a los técnicos y tecnólogos siendo el profesional quien tiene mejores beneficios; claro está que habrá ciertas excepciones y casos puntuales pero esa es la realidad que se vive.

 

Cada familia una vez su hijo/a termina el bachillerato, evalúa la posibilidad de que estudie según sus posibilidades económicas y ello es lo que determina que título tendrá; adicional influye el factor cultural que es mejor ser profesional y también se tiene en cuenta que profesión paga más una vez se convierten en graduados.

 

En un país donde la calidad de vida es baja, los sueldos son bajos, las contrataciones son tercerizadas o por temporadas o por tiempos específicos, con aportes parafiscales altos y donde para cada vacante existe una fila larga de personas calificadas esperando ser contratadas, es difícil elegir que título se quiere obtener en estudios superiores.

 

La solución más que compleja es de paciencia y trabajo en equipo entre el gobierno, las empresas y las instituciones de educación superior; quienes en vez de estar citando la forma en que se hacen las cosas en países de primer mundo y tratando de copiar sus acciones, deben es pensar a futuro en conjunto para poder proyectar nuestro país en todos los aspectos necesarios para continuar siendo una economía emergente pero para toda la población y no sólo para unos pocos.

 

Es difícil con todo lo que sucede diariamente pero se puede empezar y con ello tal vez logremos, en vez de tratar de ser como otros mejores países, construir nuestra identidad y convertirnos en ejemplo para otras naciones emergentes igualmente.

 

El primer paso es simplemente que quienes están diseñando el país (gobierno, academia, empresas) quieran cambiar este país que está sufriendo demasiado con la violencia, corrupción y no educación; y con ello tal vez logremos obtener el impulso para dar ese primer paso que se necesita urgentemente porque no me imagino como estaremos en veinte años si continuamos tal como estamos.